La abducción de Luis Guzmán en el Teatro Lara

589x287Allá por 1977, un año (una época) en la que todo parecía posible y aun la filosofía no había avanzado hasta este estado de suspicacia y resignación conocido como el posmodernismo, el genio e investigador Carl Sagan dirigió la creación del llamado Disco de Oro de la Humanidad, que fue enviado junto a las sondas espaciales Voyager 1 y 2 con el objetivo de “presentarnos” como planeta, raza y vida a aquellas otras vidas que nos estuvieran esperando, o buscándonos igual que nosotros a ellas, en el espacio exterior.

El Disco, al igual que las Voyager 1 y 2, tardará casi 40.000 años en alcanzar la estrella más cercana a nuestro Sistema Solar. Y mientras, en la Tierra, en Europa, en España, en una pequeña capital de provincias, Luis Guzmán emula a Carl Sagan intentando comunicarse no ya con aquellos que podrían vivir en el espacio exterior, sino con aquellos que viven en su propio espacio interior, en su propia casa. Con su hermano y su cuñada. Pero ellos no entienden a Luis. ¿Están abducidos? ¿Por qué no paran de discutir entre ellos? ¿Por qué no saben dónde están si tan enamorados se encuentran?

La cabeza de Luis Guzmán es como un mundo aparte que muy pocos se toman la molestia de descubrir, y que ahora ha invadido el Teatro Lara para conseguir emocionar, pensar y disfrutar a estas pequeñas hormigas cósmicas llamadas humanos que se dejen caer por sus aposentos… ¿Estás preparado para entrar?

MG_9508La comunicación siempre es difícil. Esta es una afirmación que debió tener muy en cuenta Carl Sagan a la hora de plantear su Disco de Oro de la Humanidad, en el que podemos encontrar saludos en 55 idiomas terrestres, fotografías, música y mensajes que nos presenten a aquellas razas extraterrestres en un tono de paz y concordia, de simpatía. Carl Sagan creía saber que no estamos solos en el universo, pero se equivocaba. La prueba misma de ello es Luis Guzmán, otro vecino más de una ciudad de provincias cuya rutina transcurre en un perfecto reloj cuyo vértice se encuentra en la hora del programa. Un personaje solitario y perdido, al igual que todos aquellos que componen esta obra.

Sin embargo, el mundo de este joven se desmorona al desaparecer José Luis, un personaje al cual no llegamos a ver en ningún momento y que, a pesar de ello, parece ser el cemento que une a Luis Guzmán (un portentoso Emilio Tomé) con su hermano Max (un Francisco Reyes que no se queda atrás en una interpretación sobria, tranquila y sincera), que acaba de llegar de Londres con motivo de un suceso inesperado y doloroso. A este atormentado personaje le sigue su esposa, Clara (otra sorprendente Ana Alonso) desconcertada por su repentina desaparición, y que llega a la casa de los Guzmán sin saber ya qué es verdad y qué es mentira de todo aquello que le cuenta su marido.

Una-imagen-del-montaje-que-estrena-Pablo-Remon-en-el-Teatro-Lara--Carl Sagan creía que no estábamos solos en el universo. También Luis Guzmán piensa que no está solo, y por eso trata con toda su energía de comunicarse con los silenciosos oyentes de su programa de radio decano, transmitiéndoles todo lo que a él le preocupa, le interesa o le intriga. Todo relacionado con el misterio y lo paranormal; adjetivos que parecen ser la tónica predominante en su vida, ya que su cabeza parece discurrir en un sentido contrario al resto de los habitantes de su pequeño núcleo familiar. Sin embargo, hay algo que une a estos tres personajes, aquello contra lo que luchaba Sagan: la soledad.

Y es que La abducción de Luis Guzmán es, efectivamente, una obra que trata del misterio y lo paranormal. El misterio de por qué un hombre que parece tenerlo todo en la vida: una casa enorme en Londres, una mujer guapa, dinero y éxito, es incapaz de sobrevivir sin una cantidad diaria ingente de alcohol, sin drogarse ni consumir narcolépticos como si fueran lacasitos. El misterio de por qué una mujer que ama a su marido es incapaz de comunicarse con él más que en los espacios de transición (ese genial monólogo dedicado a las escaleras); el misterio de por qué Luis Guzmán es como es.

MG_9377Pero La Abducción de Luis Guzmán no es una obra trágica. Puede ser triste, dura y emocionante, pero si hay algo que no se pierde en ningún momento es el sentido del humor, la capacidad de los personajes de reírse de sí mismos, de las situaciones, y ser capaces de seguir adelante, aunque sea para llegar a un desenlace agridulce, en el que nosotros, los espectadores que compartimos esta historia a menos de un metro de sus protagonistas, en una inteligente muestra de teatro de cerca, ya no sabemos quiénes son los abducidos: si nosotros, por una historia llena de matices que invita a ser revisitada para captar de una forma completa todos los detalles que transmite; si Luis Guzmán, transportado a aquel lugar con piscina y paredes blancas; o los normales Max y Clara, por un sistema en el que la felicidad, al igual que el ruido, es absorbida por una lujosa moqueta que guarda secretos y deseos incumplidos.

Una obra genial, directa, divertida, entretenida y muy emocionante escrita y dirigida de forma magistral por Pablo Remós, y producida por Teo Magaña, Compañía Castellana de Viejo y Nuevo Teatro; en la que Emilio Tomé se luce con un papel especialmente pensado para él, mientras que Francisco Reyes y Ana Alonso no desmejoran en absoluto un cuadro que destaca por su talento y su saber hacer en el escenario.

Gracias desde aquí a Silvia Herreros de Tejada por dejar entrar en este universo a The Rosillo’s Rover y por ayudar a producir una obra que permanecerá durante los 40.000 años que dure el viaje del Disco de Oro de la Humanidad en la pupila de sus espectadores.

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La Abducción de Luis Guzmán.

Teatro Lara. Calle Corredera Baja de San Pablo. Metro Gran Vía.

Entrada: 16 euros. 

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(De izq. a dcha.) Antonio S. Escalonilla, Silvia Herreros de Tejada, Elena Rosillo y Rubén Sánchez Trigos

Ha escrito esto…

Mi nombre es Elena Rosillo, omnívora cultural obsesionada con la Beat Generation y Glen Hansard. Pinto, escribo, canto coplas y hablo japonés. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, en proceso de doctorarme. He trabajado como redactora, community manager y SEO en páginas web relacionadas con el mundo de los Recursos Humanos y ofertas de empleo para universitarios. Ahora cumplo mi sueño de trabajar en la Guía del Ocio. En The Rosillo´s Rover escribo sobre ocio y cultura alternativa en Madrid, mi gran pasión.

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