Resistencia 36 en El Montacargas

Resistencia_36.-_Tarjet_nHoy es un día cualquiera. Un sábado 28 de diciembre en el que me levanto tarde, desayuno, hago la cama y me meto en el ordenador para consultar las últimas noticias. Y, por esas coincidencias que nos da la vida, la primera de estas noticias reza así: “Pese a que oficialmente el Gobierno central todavía no ha derogado la Ley de Memoria Histórica, en la práctica la eliminación de la Oficina de Víctimas y de las ayudas que recibían las distintas asociaciones autonómicas ha impedido que siga adelante la mayor parte de los proyectos ideados para buscar restos de represaliados.”

Llevo desde el pasado jueves buscando una forma de enfocar la crónica que le debía al equipo de Resistencia 36. No me salían las palabras, y seguía conmocionada por una obra que, aunque solo tenga una duración de 20 minutos, me ha marcado.

Ahora, gracias a esta noticia, sé lo que debo escribir y cómo hacerlo.

¿Te atreves a dejarte invadir por la obra Resistencia 36, en la sala El Montacargas?

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Sala El Montacargas

El pasado jueves 26 de diciembre quedo con Alfonso Vega media hora antes de la hora de comienzo de Resistencia 36. Nunca he estado en la sala El Montacargas, y tengo por seguro que mi sentido de la orientación más vale media hora de margen.

– ¿Y de qué va la obra?– pregunta Alfon (auxiliar de dirección de Cuéntame cómo pasó, que ya hizo su cameo en este blog durante el concierto de Lori Meyers en La Riviera).

– Lo único que me han dicho es que trata de la represión a las mujeres durante la Guerra Civil…

– Uff… va a ser duro.

Por suerte, finalmente llegamos a El Montacargas con tiempo (solo me perdí una vez, ejem); coincidiendo con la inauguración de una exposición de pintura en una de sus salas. Y es que si por algo se define El Montacargas es por ser tanto un “centro de cultura” como una “sala alternativa de teatro”; aunque en sus estancias también se organicen desde talleres, a cursos, a todo aquello que tenga que ver con la difusión de la cultura y el conocimiento, sobre todo cuando estos llegan por canales que no son los mayoritarios.

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Sala El Montacargas

Decorada con butacas a lo largo de todas las paredes de la sala, mesas redondas de madera y pequeños taburetes, la sala (o centro de cultura) El Montacargas llama la atención por la cantidad de carteles que llenan sus paredes: teatro, actores y actrices que te miran desde sus retratos y te hacen sentir en un ambiente en el que el arte podría encontrarse en cualquier esquina.

Después de un par de cañas (abundantes, en vaso alto, como debe ser; y además muy baratitas) llegó el momento de subir por las escaleras de El Montacargas para internarnos en su pequeño teatro, situado en lo alto de la sala. Pese a ser conscientes de que no íbamos a ver una comedia, y que el tema que iba a tratarse sería, como ya dijo Alfon, duro; nada nos había preparado para aquello que íbamos a ver.

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Sala El Montacargas

Sin un segundo para el descanso o la esperanza, Resistencia 36, caracterizada por su falta de decorado, de escenografía, y por contar tan solo con la presencia de sus actores para dar vida a un espacio neutro y negro; comienza con una mujer hambrienta (Carmen, interpretada por Laura García- Marín) aferrándose a un trozo de pan negro, comiéndolo pedazo a pedazo como si la vida le fuera en ello. Viste un simple camisón azul y lo único que la resguarda del frío es una manta gris, como las que envuelven a otros dos bultos en el escenario. Es la voz de Queipo de Llano (Vicente Cuesta) la que despierta al resto. Una voz que incita a la población a tomar venganza, sobre todo contra las mujeres. Esas mujeres que deberán aprender lo que es “un hombre de verdad”.

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Exposición de pintura @ Sala El Montacargas

Pasado ese primer minuto, el único de algo parecido a la tranquilidad de Resistencia 36, los diecinueve restantes serían una continuación de torturas, violaciones y desmanes, siempre en off the record, solo representados por las palabras de sus protagonistas (una magnífica Ana Azorín en el papel de Dolores, Eva Chocrón como la confiada Gloria, y Guillermo López- Acosta como Juan, quizás el papel más difícil de la obra). Hechos que parecerían exagerados e incluso difíciles de creer sino fuera porque están rescatados de hechos reales, sucedidos a mujeres reales, cometidos por hombres y mujeres reales.

Resistencia 36 retrata en veinte minutos de función todo aquello que, por exagerado, repulsivo y vergonzoso, ha querido dejarse oculto a lo largo de tantos años. Se trata de una obra que, pese a su nula escenografía (no más que unas mantas, una caja y un crucifijo) se encuentra cargada de simbolismo y de mensaje. No en vano, el único elemento que encuentran los personajes para cometer un asesinato (o un suicidio) es un crucifijo; como tampoco en vano el personaje que mantiene la integridad a pesar de los golpes se llama Dolores.

Resistencia 36.- CartelAunque, para mí, si tuviera que elegir un momento de la obra que representara a Resistencia 36 en su conjunto, este sería precisamente el monólogo final de las protagonistas, del que me permito descubrir aquí algunas frases (siempre con la advertencia de que se trata de frases rescatadas de la memoria, pues no cuento con el guión de la obra). Dice Dolores “…estoy muerta. Me entierran en una fosa común, en la que después construyen una carretera. Los coches pasan por encima de mi…”

No se trata en Resistencia 36 de hacer una apología del sufrimiento del bando vencido (de sus mujeres, ante todo), sino de rescatar esos hechos que nadie quiere recordar, de ponerlos encima de la mesa y decir “esto no se ha solucionado”. De recordar que hay familias que aún no tienen dónde ir a llorar a sus muertos, o que ni siquiera llegaron a saber que sus familiares habían muerto. De familias rotas, de personas torturadas y de crímenes cometidos que aun a día de hoy, en el siglo XXI, siguen impunes. Y que seguirán impunes si la noticia que he leído esta mañana resulta ser cierta.

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Resistencia 36 @ Sala El Montacargas

Solo como pequeña crítica (y es que ya se me ha acusado varias veces de ser pelota con aquello que reseño en el blog), diré que resulta difícil empatizar con un personaje y sentir compasión por su destino, sobre todo a aquellos que no se encuentran de por sí concienciados con el mensaje, cuando en la obra no llegamos a ver más que sufrimiento. Echo de menos una pequeña visión de esperanza, aunque solo sirva después para truncar las ilusiones de los personajes. Aun así, en tan solo veinte minutos, esta obra es capaz de transportarnos a un escenario que, vuelvo a repetir, fue real, ocurrió, y no debemos olvidar.

Sala El Montacargas.

C/ Antillón nº19. Metro Puerta del Ángel.

Obra de teatro Resistencia 36 de Ramón Paso.

Precio: 5 euros.

Próximas funciones: 16, 23 y 30 de enero en horario de 20.30 y 21.30. 

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Alfonso Vega @ Sala El Montacargas

Texto y fotografías de…

Mi nombre es Elena Rosillo, omnívora cultural obsesionada con la Beat Generation y Glen Hansard. Pinto, escribo, canto coplas y hablo japonés. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, en proceso de doctorarme. He trabajado como redactora, community manager y SEO en páginas web relacionadas con el mundo de los Recursos Humanos y ofertas de empleo para universitarios. Ahora cumplo mi sueño de trabajar en la Guía del Ocio. En The Rosillo´s Rover escribo sobre ocio y cultura alternativa en Madrid, mi gran pasión.

2 respuestas a “Resistencia 36 en El Montacargas

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